Le miraba a los ojos y nunca sabía lo qué realmente pasaba por su cabeza. Era oscuro y misterioso pero a la vez tierno y encantador. Pero llegó el momento en que tuvo que decidir si seguir o no respirando su aire. Era tóxico para su cuerpo pero no podía evitar querer sentirlo cada vez más y más cerca. Que se acercara, que rozara lentamente sus labios, que le besara como la primera vez que se encontraron. Era una atracción tan fuerte que no podía evitar caer rendida a sus pies. Él ponía toda la sustancia que provocaba en ella un estado de paz, tranquilidad aunque también éxtasis de vez en cuando. Pero sabía que tenía que desengancharse. Y lo hizo. Almenos por un tiempo. Pero no sirvió de nada, volvió a recaer sintiendo aquella atracción tan fuerte. Pero no podía evitar pensar que para el otro sujeto ella era otra víctima más. Que jamás podría llenarle cómo él lo hacía con ella. Se sentía y se siente muy poquita cosa para llenar su vida. Ella es consciente de que por mucho que quiera no va a olvidarle pero a la vez sabe que él encontrará a otra a quien seducir, acercarse, rozarle, besarle y hacerle inalar su aire.
"Dicen que hay amores espontáneos, duraderos, deseperados, apasionados, trágicos, sexuales, suicidas. Yo sólo quiero el tuyo y que sea cómo los dos sabemos, nuestra droga."
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