miércoles, 17 de noviembre de 2010

Desengaño

Por muchas veces que digas su nombre, pienses en su color de pelo, visualices su sonrisa, pienses en aquello que compartiste ni que fuera una segundo no hará que aparezca.

Que llueva mientras paseas no significa que él esté en cada gota.

Que haga Sol no quiere decir que él ilumine tu camino.

Que no puedas estudiar porque él está en tu cabeza no te garantiza que a él le pase lo mismo.



Por esa razón míra a aquél príncipe oscuro y dile:

"¿Oye te apetece ir a hacer un café?"

Si le importas mínimamente te dirá que Sí sin pensárselo.


Dos días más tarde el azúcar caía sobre la espuma y el café amargo pasó a ser dulce.







Irina Pasado Presente y Futuro... difícil elección.

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