Me temblaban las piernas y las manos. Los ojos se movían de lado a lado, buscando un punto fijo inexistente. Sabía qué tenía qué decir, cómo ponerme y actuar. Pero en realidad estaba muy perdida. Y me miraba, me miraba como el primer día que nos encontramos. No sabía qué pensar, y sólo me faltaba eso par completar la noche.
A veces pisaba sobre madera, otras sobre cemento y otras sobre pizarra. Prefería la pizarra, no preguntes. Tenía la temperatura perfecta y se amoldaba a cualquier imperfección de mis pies, tenía el equilibrio perfecto. Pero por dentro la inestabilidad se aposentaba desde hacía... si mal no recuerdo, algunos años.
"La salud es un equilibrio entre la parte mente y el cuerpo. Creo que estoy enferma."
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