Entró en la habitación, encendió la pequeña lamparita ("tengo que cambiarla"), abrió el armario para coger el pijama, era tarde ("buff... las 5 y media y mañana a estudiar..."), escogió aquel de rayas rojas y blancas de la Kitty, se quitó las converse, los calcetines, y así hasta quedarse completamente desnuda, era pleno invierno pero no tenía frío, la casa se mantenía caliente, se puso el pijama y se dirigió al baño haciéndose una coleta de camino, ("vaya cara que llevo"), apagó la luz y volvió a la habitación. Cogió todo lo que había dejado sobre la cama y lo metió dentro del armario ("a ver si así la mama no me dice nada"). Se metió en la cama tapándose con el edredón de color lila, cerró los ojos y... no pudo dormir hasta bien entrado el día, había aparecido en su mente lo que le llevaría a no poder acercarse a ningún hombre nunca más.
"El diamante de una estrella ha rayado un hondo cielo."
Federico García Lorca
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