miércoles, 2 de febrero de 2011

Ez dago beste izena sasikumea


Pudo abrir los ojos. Cuatro paredes color blanco. Un colchón, sin sábanas ni almohada. Una bombilla. Una ventana con la persiana bajada. Miedo. Incertidumbre. Se fijo en su cuerpo. Intacta. Entró un hombre. Silencio. La agarró por los brazos dejándola caer encima del colchón. Ninguno de los dos abrió la boca para dejar escapar algo de aire que produjera algún sonido. "Me la voy a follar por dónde sea a esta guarra." "Cómo me toques te mato." "Le quitaré la ropa y la ataré para que no pueda moverse y sea toda mía." "Cómo te acerques más vomito en tu cara." Los pensamientos eran silenciosos así que cada uno seguía sus instintos animales, placer y sobrevivir. Se quedó sin camiseta frente a él. "Juega, juega, cabrón... que cuando estés desprevenido te arrepentirás de haberme tocado." "Qué pechos tiene la zorra, y ese culo... me lo comeré entero. Ven aquí que el soldadito te espera..." Frente a frente. Temperatura elevada, sexo, rabia, desahogo, asco... Le ató los senos tan fuerte como pudo. Le rompió el botón de los pantalones y metió la mano tan adentro como este dejó. "Tendré que hacer algo para que lubrique un poco la niña, sino aquí no me entra... Le quitaré el cinturón de las tetas así estarán más sensibles y sentirá más fuerte los pellizcos..." "¿Qué pensabas que con lo gordo que estás y lo mal que hueles me ibas a calentar? cómo me vuelvas a tocar a bajo te dejo estéril..." Seguía el silencio. Cada uno pensaba en su estrategia. Pero él no pudo más y al fina las palabras sobre volaron la habitación"Te la voy a..." "¡Me la vas a qué! ¡Cabrón!" Le pegó una patada en su soldadito. Este no podía moverse, quedándose arrodillado en el suelo. No se lo pensó. Cogió el cinturón y le agarro el cuello, haciendo un poquito de presión. "Déjame..." Agonizaba él. "¡Que te deje qué! ¡¿Vivir?! Ibas a violarme. Como a muchas otras ¿no? ¿Quién te crees que eres tu para hacerle esto a alguien? ¿Te crees superior por ser un hombre? Pues te equivocas, te tengo cogido por los huevos, y puedo ahogarte cuando quiera, pero a diferencia de ti... Yo te he metido el miedo en el cuerpo, estás acojonado." Le soltó de golpe. Se puso en frente de él. "Ahora llamaras a la policía dirás que eres un violador nato y que necesitas ayuda." "Pero...¿estás loca o qué? ¡Podrían llevarme a la cárcel?" "¿Y a caso, lo que has hecho no lo merece? Ponte tu en el lugar de todas nosotras..." "Tampoco hay para tanto..." "Mira hijo de puta... verás si duele o no..." Cogió al hombre y se lo llevó a rastras hasta la cocina. Un mortero . Le bajó los pantalones y los calzoncillos de golpe. "¿Ves esto? Pues ahora ya no lo ves." Se lo metió por el culo. Un grito. "No es para tanto ... ¿no?" "Llama a la policía y que te encierren cabrón. Voy a llamar a un taxi mientras tu te quedas quietecito esperando a la poli. Yo bajaré, entraré en el taxi y me quedaré esperando a que lleguen. Si en media hora no han venido llamaré yo. Y ni se te ocurra escapar. ¿Entendido?" Se vistió y se marchó. Permaneció unos minutos sudando frío. Sin saber qué hacer. Era todo irreal. Se levantó. Poco a poco llegó al balcón. El taxi estaba en frente y dentro ella. 20 minutos más tarde apareció la policía. Mientras subía al coche el taxi arrancó y se puso en marcha. Se paró delante de uno de los policías. "¡Agente! Este señor me ha intentado violar. Lo habrá hecho con más mujeres. Que pague por ello. Pondré una denuncia. Pero que no salga impune."




La fuerza no es la fortaleza.
La valentía yace en el valor.

En situaciones extremas somos una ilusión.
Sabemos qué hacemos pero no cómo.

Somos seres humanos mortales e increíbles.



Anything for you.


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