jueves, 3 de febrero de 2011

koloreak


Los libros me enseñaron a sumar, restar, saber qué es una célula, dónde está Ecuador, qué es una metáfora o una hipérbole, un árbol perenne, una trinchera, una oración subordinada, a pensar cómo Platón, Descartes o Locke, qué es una recesión o un balance, qué es la correlación o regresión. Me enseñaron los conceptos básicos para obtener una titulación determinada, para llegar a ser alguien en esta vida.

Pero la mejor escuela es la de la calle, la que te enseña qué es un porro, qué es el alcohol y qué provoca en ti, que son unos padres separados, que es un delincuente juvenil, que es un condón, que es un embarazo no deseado, que es un rollo o pareja estable. La calle te enseña todo aquello que a veces es tabú en la escuela. Te enseña qué es la vida y que no todo el mundo tiene casa, dinero o ropa... La que te presenta a unas personas que serán tus iguales, dónde conocerás a una persona especial, una que no soportarás y una que será indiferente para ti.

Tu vida es un pupurrí de todo lo que te rodea.




Me enseñó el mundo real.
Me enseñó a colorearlo.
Me enseñó a sobrevolarlo.
Me enseñó a sonreír...




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