lunes, 5 de abril de 2010

Damisela


Sentada en el abismo miraba el mar desde la montaña. El sol reflejaba la claridad de la verdad del mundo mientras la peligrosidad del mar rompía en las rocas. Estaba a tal altura, entre árboles, piedras y aire, que no podía imaginarme como alguien puede dejar de querer ver la maravillosidad de la luz y los reflejos de las pequeñas cosas que llenan nuestra corta vida.

Recuerdo aquél momento en que tu odiabas el mar y yo odiaba la montaña, pero allí estaba entre los dos lugares odiados y hacían la suma perfecta. Mar y montaña al mismo tiempo, calor irritante y frecor agradable, colores fríos y colores calientes, todo tan opuesto y tan perfecto.


No sé por qué, y tampoco buscaré la respuesta a ello, pero... en ese momento sentí que los dos estando tan lejos éramos uno sólo.






I don't know what about the future, but now is Carpe Diem

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