Es muy difícil determinar cuál es la verdad. Para cada uno de nosotros la verdad tiene una forma, unas sentencias, unas palabras... Si queremos llegar a la verdad debemos platearnos infinitos interrogantes, los cuales muy probablemente jamás llegaremos a resolver. Para tí la verdad de una cosa puede ser X, para mi esa verdad puede ser Y. Puede que la verdad verdadera sea la combinación de X e Y pero como ni tú ni yo lo sabemos, mantenemos nuestra posición sin la más mínima intención de llegar al acuerdo.
Por una verdad pueden condenarse miles de vidas, pueden desmaterializarse millones de edificios, por una verdad pueden descubrirse millones de mentiras, pero ¿cómo sabes que esas mentiras no son la certera verdad? Es tan grande la incógnita que nos rodea, que debido a lo minísculos que somos y la poca importancia que tenemos en el mundo jamás tendremos el placer de conocerla. De todos modos, si lo planteamos desde otro punto de vista, tampoco sabemos si esa verdad existe. Simplemente unos maestros nos han mostrado que existe una verdad a la cual se puede llegar por teorías pero que no se pueden demostrar a ciencia cierta. Todos sabemos que hay leyes que nos muestran hechos físicos y nos explican algunos por qués de las cosas, pero tampoco sabemos si realmente es puro o hay un error.
De todos modos tampoco hace falta preguntarse muchas cosas para saber la verdad... a veces es mejor vivir en la indiferencia, sin indagar en mundos agenos que sabes que pueden llevarte a sentencias no agradables para ti. Si sabes que haciendo una cosa jamás llegarás a la verdad porque es la verdad de otro, mantente al margen, vive tu vida, sigue tus principios, no te dejes influenciar por nadie y sigue la verdad que rige en tu ser y en tu mente, quizá no la verdad correcta pero almenos sí tu verdad verdadera.
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