martes, 20 de septiembre de 2011

Gracias por enseñarme a sonreír.

Una persona que conocí en mi pequeño viaje de la vida que llevo recorrido hasta ahora me dijo que nunca dejara de sonreír y hace poco que aplico su consejo o su orden, porque en su momento no supe como interpretarlo... y aún, tengo dudas de si fui una amarilla, un diamante o una perla para esa persona. Me conoce y sabe que me cuesta sonreír pero cuando lo hago es por un tiempo determinado, esta vez no sería capaz de acertar porque desde ese día, ese momento, sonrío. Me siento bien, cómo una niña libre, cómo aquella que saltaba de un banco con un poco de miedo pero valiente, dónde el rosa, el lila, el morado predominaban en el ambiente.

Sé que puedo ser impulsiva, cría, absurda, ilusa, imbécil, estúpida, incoherente e incomprensible, pero también sé que puedo ser cabezota, decidida, racional, con carácter y con mente fría. Antes actuaba por impulsos ahora me contengo, antes hacía las cosas sin pensar ahora las medito. Y si soy sincera... todo lo que he decidido ha sido meditado por un periodo de tiempo muy largo pero hasta ahora no he sido capaz de encararme a ese sentimiento y actuar. Y sabes... no me arrepiento.



Y al actuar como uno siente la sonrisa no se desdibuja.

1 comentario:

  1. Suposo que si et prens més temps per pensar, les conclusions finals sempre seran mñes encertades...però opino que sempre va bé una ersona externa al problema que et digui el que opina. Perquè tens moltes coses bones peò ets molt dràstica amiga meva! I és curiós perquè et coneixes molt bé, però no te n'adones que somrius més del que et penses. I somrius amb ganes... gràcies a tu per fer-ho tant, i fer que ho fem els que et rodegen!

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