Cómo una pompa de jabón creada por un niño pequeño, sobrevuelo la ciudad igual que un pájaro buscando su presa. Ahí, a la lo lejos, puedo ver todo aquello destruido, la ciudad, el bosque, el mar, su río, todo desvanecido. Nadie ha provocado la muerte de todas aquellas personas, han sido ellas mismas que no creyeron en su pueblo, en su cultura, en sus seres, y ahora todo ello, envídia, egoísmo, posesión, todo, les pasa factura. Todo aquello que era perfecto ante los ojos del resto del mundo ha desaparecido, no por su buena convivencia sino por la falta de confianza entre ciudadanos.
Ya no queda alma alguna, algunos lloran por aquello que ya no está, otros guardan el pequeño recuerdo en un rinconcito de su pequeño corazón.
Sigo sin rumbo, las corrientes de aire mandan, esperándole.
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