martes, 5 de octubre de 2010

Nada cambia.


Tan lejos y a la vez tan cerca
que pudo sentir sus labios rozar su piel.
No era un beso de despedida,
era lo que llamaban un "nunca te dejaré marchar".
Un abrazo, un suspiro,
una mirada, ellos dos.

Pasó el tiempo
y en aquél parque
todo seguía igual.

Pasó el tiempo
y entre ellos
todo seguía igual.




Sonrío
es lo que importa.




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