viernes, 8 de octubre de 2010

¿A veces no has querido ser un simple objeto?


Un ordenador, libros de Derecho Constitucional, bolígrafos nuevos y otros a punto de morir, papeles con sentencias, operaciones, apuntes o dibujos de clase, carpetas con papeles de primero, segundo e inglés, un par de Constituciones y un par de Códigos Penales, algún que otro pendiente, rotuladores permanentes sin tóxico que desprender, una grapadora pesada y una máquina de hacer agujeros con diferentes posiciones, algún que otro CD y pendrive, un inútil pisapapeles, una muñequera, un trozo de cartón forrado con la tabla periódica encima de la mesa más grande que un DIN3... y yo entre otras cosas.


Describes un escritorio tan desordenado cómo tu vida.
Pero a diferencia de todos esos objetos tu eres animada.
Aunque a veces no lo creas.
Tu sonríes, bailas, cantas, escribes, ellos no.
Tu lees, escuchas, sientes, ellos no.
Tu esperas, te ilusionas, ellos no.



Irina

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