Entonces le miró, triste, sin saber qué pasaba...
Desnudos, sobre la cama, sintiendo su piel rozar...
"Mírame" dijo él. "No quiero..." dijo ella. "¿Quieres mirarme?" "Cómo quieres que te mire? ¿Y mañana?..." suspiró, no entendía nada.
Entonces le miró y se cruzaron las miradas cristalinas. "¿De verdad te vas a preocupar por esto?" "¿Y qué quieres que haga? No me pidas que no me ralle porque sabes que no lo voy a hacer..." Él bajó la cabeza mirando a la nada mientras ella se acurrucaba en la cama. Pero él no se rendía, le acarició suavemente todos los centímetros de piel, la miraba, le sonreía, y entonces lo dijo.
Ella se calmó, suspiró y se quedó como un bebé en una camita pequeña. Las manos subían y bajaban por su cuerpo, se sentía bien aunque asustada. Pero después de entrelazar sus labios se dió cuenta de que para él era más importante ella que cualquier otra cosa. No importaba si estaba vestida, desnuda, recién peinada, recién llegada de una fiesta, lo importante es que ella estaba allí con él sintiéndose protegida, sin más.
"Desnuda frente a tí"
No hay comentarios:
Publicar un comentario